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Hola, este pseudónimo es un anagrama de mi apellido.

Nunca aprendí a escribir diálogos entre mis personajes, principalmente porque no podría imaginar a dos personas manteniendo conversaciones sin caer en los clichés de las frases armadas para facilitar el continuo flujo de ideas descabelladas sobre la divina providencia y otros bálsamos mundanos.

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La jaula de madera

La caminata le hizo imaginar que era el protagonista de una ilíada renovada y los cantos y el mar agitado y los pavos de oro alrededor de su inconsistente existencia maniquea lo detuvieron, justo cuando el enorme eucaliptus hacía crujir sus malformados brazos y el olor de sus hojas aliviaba la tos del viejo alienado.

La miserable reliquia, bajo el peso de un gigante arbóreo, soñaba recoger las cenizas que alguna vez arrojó al mar y quitarles el agua y la sal, mientras un transeúnte pasaba a su lado y le aportaba una generosa cuota de polvo en los ojos. La escena era cruel, sin dudas, pero el viejo decidió abstraerse y ensoñar otra vez, siguiendo una visión homérica, omitiendo el alarido de las sirenas y atrayendo a los insectos damnificados tras la caída del antiguo árbol. La decisión estaba tomada. Los últimos momentos de su vida serían los de un héroe mitológico, ahogado en el vino de los vencedores. Las ramas formaban una corona. De laureles. Y aunque este león me ha tirado al suelo, me levantaré otra vez. Y se desvaneció.

Luego, abrir los ojos y verse atrapado bajo la madera fue la primera escala en su viaje hacia la desesperación. No entender por qué el eucaliptus había traicionado la confianza que le entregó hace ya tantos años. "Plantar es morir", maldecía. "¿Cómo hice para terminar aquí?", se preguntaba. Y, todos sabemos, sus respuestas no tendrían sentido. En trece minutos estarán sepultadas en lo que quedaba de su memoria.

  1. Blogger Dr. Macacus | 5:56 p. m., noviembre 24, 2007 |  

    EL otro día me dijeron que estos tipos que mueren de sobredosis por drogas alucinógenas en un momento determinado su mente se va... simplemente no vuelve de un viaje misterioso que deciden es mucho más trascendental y relevante que la existencia misma.
    Es como estar navegando en la mitad de un mar y decir "ocuparé mis últimas energías a ver qué hay al otro lado"
    Al otro lado...
    Final de temporada en el cementerio. Nos vemos compadre.

  2. Blogger Dr. Macacus | 10:01 p. m., noviembre 29, 2007 |  

    Sí, efectivamente respondí algo de lejos. Me recuerda esa escena en "Seinfeld" donde Kramer y Jerry reproducen lo que pasó a la salida de un partido de béisbol y un escupitajo a un jugador.
    En este caso lo que pasó fue lo siguiente: la Sofía andaba apurada y la seguí cuando caminó porque deseaba venirme a mi casa, pero en el fondo pensaba "ese hijo de puta de Jorge se ganó el tequila, me pregunto si lo sacará con sus amigos o se quedará piola. Debo encontrarlo: es la única manera de presionarlo y de que sepa que nosotros sabemos lo del tequila". Y entre esas cosas me preguntaste algo pero yo iba en el pasillo, entonces no supe si hablabas con alguien más o si de verdad te dirigiste a mí. En la duda contesté de lejos. Creo que era sobre el partido o algo así.
    Bueno, como ves, los instantes suelen tener un montón de ingredientes por descubrir. Ya, ahora te dejo que viene "Gossip girl", chavela
    Hugo

  3. Blogger Gonzalo Del Rosario | 11:57 a. m., diciembre 03, 2007 |  

    No creas que aquella cuestión no ronda mi cabeza.

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