Tercera parte (tarde, lo sé)
Momentos antes de su aparición, nuestro héroe recogió su machete rojizo y lo contempló en silencio. A pesar de tenerlo todas las noches sobre el velador, jamás pensó que lo utilizaría para defenderse de las oleadas delictivas. Tampoco imaginó que sería tan pronto. Ni siquiera se dio cuenta de la dificultad que encontraría para blandirlo frente a un adversario. Era enorme. Un metro de largo y tres kilos eran demasiada carga para su enclenque cuerpecito.
Quizás, olvidar los ejercicios le permitió sugerir al intelecto: era un ser pensante. Pero, a veces, examinar los acontecimientos es una tarea imposible. Cosa que nuestro hombre no esperaba. Y no estaba dispuesto a entender.
La pequeña ladronzuela se encogió de hombros.
- Olvidé algo en el baño.- Dijo, y desapareció del cuarto.
Quizás, olvidar los ejercicios le permitió sugerir al intelecto: era un ser pensante. Pero, a veces, examinar los acontecimientos es una tarea imposible. Cosa que nuestro hombre no esperaba. Y no estaba dispuesto a entender.
La pequeña ladronzuela se encogió de hombros.
- Olvidé algo en el baño.- Dijo, y desapareció del cuarto.
hola alvarito
escribis bonito
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